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El Centro Sopeña Guayaquil, de gran tradición y reconocido prestigio en la ciudad ecuatoriana, cuenta como característica de su oferta formativa con los proyectos de vinculación con la sociedad, una forma de que el aprendizaje técnico llevado a cabo redunde en beneficio de terceros.

Esos proyectos de vinculación con la sociedad son parte obligatoria de la calificación final que obtiene el alumnado y contemplan una práctica, con los conocimientos técnicos adquiridos, que permita además ayudar a otras personas.

Ese es el doble objetivo: llevar a la vida real lo aprendido en las aulas y hacer que alguien sea beneficiario de ese aprendizaje.

Según cuenta la directora del Centro Sopeña Guayaquil, Amadis Durán Jiménez, por ejemplo, los alumnos de Electricidad Residencial han hecho sus proyectos de vinculación en un barrio periférico de la ciudad, Monte Sinaí, planificando e instalando el sistema eléctrico en una pequeña capilla y en algunos hogares que no tenían dicha instalación o la tenían defectuosa.

Aprendizaje colectivo

En ocasiones, el alumnado del Centro Sopeña Guayaquil se ocupa, incluso, de aportar los materiales necesarios para la intervención, cuando los afectados no tienen la capacidad económica para sufragarlos.

Por su parte, las alumnas del área de Peluquería hacen su vinculación de la sociedad en un Centro de Adultos Mayores, ofreciendo servicios de corte y peinado de cabello o de manicura y pedicura.

Esta actividad es altamente gratificante para todos, tanto para el alumnado como para las personas que la reciben. Se genera mucha solidaridad y mucha satisfacción entre los usuarios del Centro.

Muestra de ello son los testimonios de estudiantes recogidos en el siguiente vídeo y que dan cuenta de que solo es una muestra de lo que somos capaces si nos lanzamos a cumplir nuestras metas y nos damos la oportunidad de superarnos.

Dueños del aprendizaje

Además, los adultos hacen hincapié en motivar a los jóvenes que pueden ver mejorar de forma importante su futuro con la formación.

Se hace presente el reconocimiento a profesoras y profesores, de quienes dicen que, no solo aportan conocimientos técnicos, sino que, además, siempre están dispuestos a escuchar y acompañar y motivan al emprendimiento.

Destacan también los valores que inspiran el Centro y las infraestructuras y cuidado que se pone en las instalaciones, disponibles continuamente para el alumnado.

La Fundación Dolores Sopeña llegó a Guayaquil (Ecuador) en 1932 cuando se abre el primer Centro de Capacitación, con formación básica y en oficios técnicos y artesanales.

En el año 2000 el Ministerio reconoce a los Centros de Capacitación Sopeña como Centros de Capacitación Ocupacional y refrenda los diplomas en diferentes áreas.

Aprendizaje solidario

En 2016, con el cambio de denominación de OSCUS a Fundación Dolores Sopeña se quiere resaltar el trabajo inspirador de nuestra fundadora.

Actualmente, la mayoría de los cursos cuentan con una doble certificación, por parte de la institución y por parte del Ministerio de Trabajo.

El reto es mantener viva la obra de una mujer como Dolores Sopeña, cuyo sueño era dignificar la vida de las personas trabajadoras y hacer de todas las personas una sola familia y que hoy se lleva adelante gracias a colaboradores/as, donantes y miles de personas generosas y solidarias que comparten este mismo sueño.