OTRA FORMA DE PASAR EL VERANO

Recién estrenado el verano y con los Centros Sopeña en España a punto de cerrar un curso en el que hemos ido recuperando la normalidad tras la pandemia, vamos a aprovechar este post para ofrecerte una forma distinta de pasar tus vacaciones.

La Fundación Dolores Sopeña tiene centros en España y en cinco países de América con formaciones que tienen distintos ritmos del curso.

¿Qué queremos decirte con esto?

Muy fácil. Te estamos dando la posibilidad de ocupar parte de tu tiempo y de tus vacaciones de verano para viajar a América y participar en la vida de algunos de nuestros centros. Es decir, ser Voluntario/a Sopeña.

 Tu experiencia personal, vital, formativa o profesional puede ser objeto de intercambio, porque así entendemos en la Fundación Dolores Sopeña el voluntariado.

Como reconoce Asun Santos, una voluntaria que nos dejó en esta misma web su testimonio, “Nadie es tan pobre que no pueda dar ni tan rico que no pueda recibir”.

Esto es. Se produce la cuestión más maravillosa que lleva implícito el voluntariado: a la vez que doy, también recibo; comparto mi tiempo y mi actividad, pero me llevo un gran tesoro conmigo, todo lo que he aprendido de las personas que tengo a mi alrededor con las que he compartido esta experiencia.

También nos lo expresa así Álvaro Suescum, voluntario en el Centro Sopeña de Madrid –dónde quizás os sea más fácil darle su espacio a vuestro espíritu solidario por la cercanía-.

Álvaro nos dijo: “Cuando empecé el voluntariado en el Centro que tiene la Fundación Dolores Sopeña en Vallecas, pensé que sería una actividad docente como otra cualquiera. Necesitaban un profesor de francés y me ofrecí. Dado que esta actividad consiste en enseñar algo, pensaba que todo se limitaba a realizar un programa, dar clases, corregir y todas las actividades que se realizan cuando uno enseña algo.

Las apariencias engañan, y digo esto porque cuando empecé todo era nuevo y diferente a lo que había pensado. Poco a poco me di cuenta de que esa imagen del voluntario que sólo enseña, no se corresponde en nada a la realidad. A medida que pasaba el tiempo, me empecé a dar cuenta de que los demás siempre transmiten algo, sea la situación que sea.

Estar rodeado de gente te ayuda a ser empático con los demás, te enseña a “ponerte en la piel” del otro. Las personas somos como el agua cristalina de un lago, reflejamos y transmitimos lo que sentimos o pensamos; aunque no nos demos cuenta de ello. Cada día es diferente en el centro y cada persona y su vivencia personal también”.

¿No nos digáis que no es un plan perfecto?

¿Qué pedimos? Que la labor que vayáis a poder realizar se inspire en los valores Sopeña que toda nuestra acción lleva incorporados.

No son otros que hacer evidente la acogida, el respeto, el salir al encuentro, la fraternidad, la promoción y la solidaridad.

Se traduce en que, con nuestra labor, ayudemos a sacar de los demás lo mejor de sí mismos y tratar de hacerlo también con nosotros mismos.

Si os lo estáis pensando, si entra en vuestros planes, si queréis pasar un verano diferente, que os llene el cuerpo y el alma, os dejamos por aquí este enlace en el que podéis responder sobre vuestras expectativas y cómo encajarlas con lo que os ofrecemos.

Si lo preferís, también podéis contactarnos o venir a vernos en alguno de nuestros centros en el mundo.

Lo mejor de todo siempre es que veréis directamente cómo influye en la vida de otras personas este esfuerzo vuestro, este granito de arena que podemos poner todos para hacer de este mundo, un mundo mejor. ¡Aprovecha La Oportunidad de Superarte!   

EXPERIENCIAS DE VOLUNTARIADO

Cuando las cosas se ponen difíciles y como sociedad asistimos a momentos complicados, llenos de incertidumbres y temores, no hay nada como emplear algo de tiempo en ayudar a los demás y el voluntariado es una excelente salida.

La Fundación Dolores Sopeña, presente actualmente en 10 ciudades españolas y en 5 países de Latinoamérica, ofrece la posibilidad de colaborar haciendo con nosotros esas labores de voluntariado.

Se trata de aportar nuestra experiencia y habilidades para desarrollar proyectos y campañas humanitarias allí donde más se necesitan. Es una forma de hacer grandes algunos de los valores Sopeña como la solidaridad, salir al encuentro, fraternidad…

La colaboración de voluntarios nos permite realizar mejoras en educación, equipamientos, becas de estudios, capacitación profesional o provisión de necesidades básicas: salud, vivienda, alimentos, etc.

Álvaro Suescum, de Jóvenes Sopeña, trabajó de forma altruista en nuestro Centro Sopeña Madrid, y nos comparte aquí su testimonio:

Cuando empecé el voluntariado en el Centro que tiene la Fundación Dolores Sopeña en Vallecas, pensé que sería una actividad docente como otra cualquiera.

Necesitaban un profesor de francés y me ofrecí. Dado que esta actividad consiste en enseñar algo, pensaba que todo se limitaba a realizar un programa, dar clases, corregir y todas las actividades que se realizan cuando uno enseña algo.

Las apariencias engañan, y digo esto porque cuando empecé todo era nuevo y diferente a lo que había pensado. Poco a poco me di cuenta de que esa imagen del voluntario que sólo enseña, no se corresponde en nada a la realidad.

A medida que pasaba el tiempo, me empecé a dar cuenta de que los demás siempre transmiten algo, sea la situación que sea. Estar rodeado de gente te ayuda a ser empático con los demás, te enseña a “ponerte en la piel” del otro. Las personas somos como el agua cristalina de un lago, reflejamos y transmitimos lo que sentimos o pensamos; aunque no nos demos cuenta de ello.

Cada día es diferente en el centro y cada persona y su vivencia personal también. Lo que más me sorprendió es la diversidad cultural que tenemos. Dicha diversidad se refleja en el funcionamiento del centro y en las relaciones entre sus miembros. La diversidad, además de enriquecer a una persona, le ayuda también a ver cómo son los demás e identificarse con los otros.

Puesto que muchas de las personas que vienen el centro son extranjeras, y yo soy extranjero, me sentí totalmente identificado. Es difícil cambiar de un sitio a otro, de una cultura a otra, de una lengua a otra o incluso la diferencia entre la forma de pensar en gente que habla la misma lengua. Me sentí identificado con muchas personas que vienen. En definitiva, la “verdadera realidad” de un voluntario es esa, la identificación con los demás o, al menos, intentarlo”.

Si quieres experimentar algo parecido a lo que experimentó Álvaro, no tienes más que decírnoslo a través de este formulario.

Si no dispones de tiempo, también puedes colaborar con una aportación económica ahora que a nuestros alrededor están surgiendo muchas necesidades.

Gracias, en cualquier caso, por tu tiempo y tu interés.

VOLUNTARIA EN EL OPEN ARMS

Nada como aprovechar el espacio y el tiempo del aula para que nuestros alumnos vayan más allá de los libros y conozcan la vida: en este caso, la experiencia de una voluntaria en el barco de Open Arms.

El Centro Sopeña Barcelona de la Fundación Dolores Sopeña organizó una charla muy educativa y motivadora para el alumnado del 2º curso de Técnico/a en Emergencias Sanitarias, dentro del módulo de Logística Sanitaria en Emergencias (Acciones humanitarias y ONGs).

Estos alumnos no pudieron contar con una voz más experimentada y autorizada.

Allí se trasladó Anna Coronado Graña, enfermera UCI en el Hospital Vall d’Hebron de la capital catalana y activa voluntaria en la misión 67 de Open Arms, dedicada a la vigilancia y salvamento de personas y embarcaciones que necesitan auxilio en el Mar Egeo y el Mediterráneo.

Su actuación acaba con el rescate y puesta a salvo de esas personas o embarcaciones en tierra firme. De su seguimiento se encargan otras entidades y organizaciones.

Anna Coronado Graña explicó con detalle sus vivencias en el mar con salvamento de mujeres embarazadas, violadas en sus países de origen; curación de quemaduras causadas por los motores de barcos, deshidrataciones por horas de deriva en alta mar…

Pero las dificultades no se quedan ahí. Una vez que son puestos a salvo, comienza otro calvario con las pegas burocráticas para ubicar a esos refugiados.

Voluntaria de OpenArms

La ONG Proactiva Open Arms nació de de Proactiva Servicios Acuáticos S.L., empresa de líder en salvamento marítimo de Cataluña, después de que su director, Óscar Camps, viera lo que sucedía en el mar Mediterráneo y el mar Egeo con las personas que huían de otros países del sur.

“En 2015 empezamos a ser testigos por las redes sociales de lo que estaba ocurriendo en el Mediterráneo y el Egeo.

Pensamos: si nosotros nos dedicamos a esto y lo hacemos en las playas españolas, ¿por qué allí se están muriendo y nadie les ayuda?

Nos ofrecimos por escrito a todo el mundo pero nadie nos contestó. Entonces murió Aylan Kurdi, mi hijo pequeño tenía su misma edad (3 años). Cogí 15.000 euros ahorrados, el traje de neopreno y las aletas, y me fui con mi compañero Gerard Canals al norte de Lesbos.  A la media hora ya estábamos en el agua rescatando gente. La BBC nos entrevistó  y a los pocos días se presentó allí el coordinador de Emergencias de Human Rights Watch y nos recomendó que creásemos una ONG y una página de crowdfunding”.

Así comenzó la aventura de la que Anna Coronado Graña forma parte.

Su visita, además de muchos conocimientos técnicos, nos dejó un mensaje: “No podemos permitir que se perpetúen las injusticias. No dejemos ni una vida más a la deriva, protejamos la vida de las personas en el mar”.

Esa es la clave de nuestra formación en la Fundación Dolores Sopeña: que los conocimientos técnicos se complementen siempre con una formación integral que nos haga llegar a ser más humanos.

Gracias Anna, por tu testimonio, que nos ayuda también en nuestra misión.