SOLIDARIDAD CON LAS PERSONAS REFUGIADAS

Nosotros que sabemos mucho de oportunidades en la Fundación Dolores Sopeña, nos sumamos otro 20 de junio más a las reivindicaciones del Día Mundial del Refugiado, liderado siempre por ACNUR, y motivamos a la solidaridad con las personas refugiadas.

El lema de este año: “Detrás de cada historia de refugio hay una oportunidad para la solidaridad», quiere poner el foco en la importancia de apoyar la integración de las personas que llegan a nuestro país, forzadas por situaciones de conflictos o persecuciones en sus países de origen.

Nuestra entidad y todos y cada uno de los Centros Sopeña en el mundo, hacen suya la solidaridad con iniciativas que impulsan el acceso al empleo, a la formación, al emprendimiento, a la cultura…

El Día Mundial de las Personas Refugiadas reconoce la fuerza y el valor de esos hombres, mujeres, menores, pero supone sobre todo reclamar soluciones y trabajar por encontrar salidas a su difícil situación, sobre todo poner fin a los conflictos para que puedan regresar a sus hogares y con sus familias en condiciones de seguridad.

Pero si esa situación ideal no se llega a dar, solidaridad con las personas refugiadas significa mantener para ellas nuestras puertas abiertas, celebrar sus riquezas, puntos fuertes y logros y valorar los retos que enfrentan.

Es también garantizar que tengan oportunidades de crecer y prosperar en nuestros pueblos y ciudades, donde se les ha acogido.

La celebración del Día Mundial de las Personas Refugiadas anima a que, juntos y juntas, hagamos lo posible para contribuir a defender sus derechos, principalmente el de buscar un lugar seguro y protegido para ellas y sus familias, apoyar su inclusión social y económica y facilitar la búsqueda de soluciones a los conflictos que forzaron su huida.

Como entidad internacional que somos, que tiene su centro de acción en las familias trabajadoras, especialmente en aquellas más vulnerables y con menos posibilidades de desarrollo, la Fundación Dolores Sopeña, a través de su labor en los Centros de Formación y Capacitación, renueva a diario su compromiso con cada persona, de forma individual, sin tener en cuenta sus condiciones, orígenes o creencias.

La acogida, la integración y la dignidad en el trato de todas las personas, como si se tratase de una sola y gran familia, son el ser y el hacer de nuestra institución presente por buena parte del mundo, tal y como un día soñó nuestra fundadora, Dolores Sopeña.

Y como señala el Papa Francisco, “cuando somos generosos al acoger una persona y compartimos algo con ella –un poco de pan, un puesto en la casa, nuestro tiempo– no sólo no permanecemos pobres, sino que nos enriquecemos”.

VOLUNTARIA EN EL OPEN ARMS

Nada como aprovechar el espacio y el tiempo del aula para que nuestros alumnos vayan más allá de los libros y conozcan la vida: en este caso, la experiencia de una voluntaria en el barco de Open Arms.

El Centro Sopeña Barcelona de la Fundación Dolores Sopeña organizó una charla muy educativa y motivadora para el alumnado del 2º curso de Técnico/a en Emergencias Sanitarias, dentro del módulo de Logística Sanitaria en Emergencias (Acciones humanitarias y ONGs).

Estos alumnos no pudieron contar con una voz más experimentada y autorizada.

Allí se trasladó Anna Coronado Graña, enfermera UCI en el Hospital Vall d’Hebron de la capital catalana y activa voluntaria en la misión 67 de Open Arms, dedicada a la vigilancia y salvamento de personas y embarcaciones que necesitan auxilio en el Mar Egeo y el Mediterráneo.

Su actuación acaba con el rescate y puesta a salvo de esas personas o embarcaciones en tierra firme. De su seguimiento se encargan otras entidades y organizaciones.

Anna Coronado Graña explicó con detalle sus vivencias en el mar con salvamento de mujeres embarazadas, violadas en sus países de origen; curación de quemaduras causadas por los motores de barcos, deshidrataciones por horas de deriva en alta mar…

Pero las dificultades no se quedan ahí. Una vez que son puestos a salvo, comienza otro calvario con las pegas burocráticas para ubicar a esos refugiados.

Voluntaria de OpenArms

La ONG Proactiva Open Arms nació de de Proactiva Servicios Acuáticos S.L., empresa de líder en salvamento marítimo de Cataluña, después de que su director, Óscar Camps, viera lo que sucedía en el mar Mediterráneo y el mar Egeo con las personas que huían de otros países del sur.

“En 2015 empezamos a ser testigos por las redes sociales de lo que estaba ocurriendo en el Mediterráneo y el Egeo.

Pensamos: si nosotros nos dedicamos a esto y lo hacemos en las playas españolas, ¿por qué allí se están muriendo y nadie les ayuda?

Nos ofrecimos por escrito a todo el mundo pero nadie nos contestó. Entonces murió Aylan Kurdi, mi hijo pequeño tenía su misma edad (3 años). Cogí 15.000 euros ahorrados, el traje de neopreno y las aletas, y me fui con mi compañero Gerard Canals al norte de Lesbos.  A la media hora ya estábamos en el agua rescatando gente. La BBC nos entrevistó  y a los pocos días se presentó allí el coordinador de Emergencias de Human Rights Watch y nos recomendó que creásemos una ONG y una página de crowdfunding”.

Así comenzó la aventura de la que Anna Coronado Graña forma parte.

Su visita, además de muchos conocimientos técnicos, nos dejó un mensaje: “No podemos permitir que se perpetúen las injusticias. No dejemos ni una vida más a la deriva, protejamos la vida de las personas en el mar”.

Esa es la clave de nuestra formación en la Fundación Dolores Sopeña: que los conocimientos técnicos se complementen siempre con una formación integral que nos haga llegar a ser más humanos.

Gracias Anna, por tu testimonio, que nos ayuda también en nuestra misión.