EL PUEBLO CUBANO SIGUE EN LA DIANA DE NUESTRA SOLIDARIDAD

El Proyecto Solidario que cada curso emprenden la Fundación y el Instituto Catequista Dolores Sopeña va a seguir manteniendo al pueblo cubano en la diana de su apoyo y solidaridad.

Para este curso 24-25 y bajo el lema “La solidaridad que nos conecta”, los Centros y Comunidades Sopeña de España extenderán la recaudación de fondos, respecto del curso pasado, a la compra de alimentos, además de para medicinas y otros materiales sanitarios.

Dado que las dificultades y carencias del pueblo cubano van en aumento y cada día se les hace más difícil obtener comida en el mercado, así como medicamentos y productos sanitarios, lo que complica más gravemente todavía sus problemas de salud, la Familia Sopeña ha decidido mantener e intensificar la ayuda.

La población a la que llegará está formada por familias humildes de la zona geográfica de Santiago de Cuba, especialmente aquellas relacionadas con la Misión que lleva a cabo allí la Comunidad de Catequistas Sopeña, encabezada por Mally Macario.

Esa Misión está integrada por cerca de una veintena de comunidades, tanto del campo como de la ciudad, en las que las Catequistas Sopeña llevan a cabo su labor de evangelización y promoción.

Es en ese contacto y trabajo donde detectan y refieren el aumento de la precariedad de esas familias, de hombres, mujeres, niños y niñas y personas de edad avanzada, que apenas si tienen para sobrevivir.

El Proyecto Solidario “La Solidaridad que nos conecta” está ya en marcha y se pueden hacer donaciones tanto en los Centros Sopeña como desde esta misma web con una pasarela de pago segura, marcando la casilla de Solidaridad Internacional.

¡Contamos con tu ayuda y aportación!

pueblo cubano

RENOVAR EL SENTIDO DE FAMILIA

Para comenzar septiembre tomando fuerzas de cara al curso que comienza en los Centros Sopeña de España, hemos celebrado los pasados días 6, 7 y 8 de septiembre en Badajoz el XXXIV Encuentro Sopeña.

La cita reunió a más de 150 personas en el Colegio Sopeña Badajoz con el objetivo de fortalecer los lazos de familia y renovar su compromiso con la misión de facilitar oportunidades de crecimiento integral y superación a través de la formación.

Jesús Berrocal, director del Centro extremeño, único de la Fundación Dolores Sopeña, que alcanza a niños y niñas de las etapas formativas de Educación Infantil y Educación Primaria, dio la bienvenida a las comitivas que llegaron desde todos los puntos de España.

Berrocal agradeció en nombre de todo su equipo, integrado por más de 20 personas, la confianza depositada en el Centro por parte del Patronato de la Fundación para “construir este espacio y este tiempo de encuentro para fortalecer nuestros lazos familiares y nutrirnos personal y espiritualmente”.

Siempre bajo la inspiración y la atenta mirada de la fundadora, Dolores Sopeña, mujer adelantada a su tiempo, que se centró en la promoción humana y social, atendiendo a las necesidades de las familias trabajadoras más vulnerables.

visita familia

Por su parte, Cristina Buenvarón, Catequista Sopeña y directora de la Fundación Dolores Sopeña, presentó la cita felicitando al grupo porque “la reunión es una manifestación viva de la historia y el legado de Dolores Sopeña, de su sueño por una sociedad donde cada persona, independientemente de su condición social, pueda encontrar un espacio de acogida, amor y dignidad”.

En el programa del fin de semana se sucedieron actividades formativas, mesas redondas y talleres, enfocados en profundizar en el sentimiento de familia y a potenciar la labor propia de cada una de las personas que forman parte de la Fundación, de modo que siempre sea fuente de enriquecimiento del grupo.

Los y las participantes en este XXXIV Encuentro tuvieron ocasión de visitar varios enclaves importantes de Badajoz y participar en la celebración de La Noche en Blanco, que se inauguró la noche del sábado con un concierto en La Alcazaba bajo la luz de las velas.

LA FAMILIA SOPEÑA SIGUE ACOMPASANDO SUS PASOS EN BARCELONA

Trabajadores y colaboradores de la Fundación Dolores Sopeña, en sus nueve Centros, y Catequistas Sopeña de seis comunidades en España, nos encontraremos este próximo viernes en Barcelona.

El sentido es acompasar el camino de favorecer el crecimiento integral de personas jóvenes y adultas y fomentar la fraternidad a nuestro alrededor para hacer cada día una sociedad más justa, que es precisamente nuestra misión.

En esta ocasión, y después del parón que supuso la pandemia, recuperamos nuestro XXXIII Encuentro bajo el lema “Una misión: dos vocaciones. Laicos y Catequistas Sopeña”.

La cita nos guiará los pasos por lugares emblemáticos y significativos en la vida y la labor de Dolores Sopeña.

Nuestra fundadora viajó a Barcelona en 1905 con la clara intención de expandir su obra, tal y como fue su objetivo durante toda su vida.

Una vez abierto el entonces Centro de Instrucción de la barriada de Sants de Barcelona, en el año 1906, viajó con uno numeroso grupo de trabajadores hasta Montserrat para conocer el Monasterio y su entorno. También conoció después Manresa, un lugar donde también nos llevará la visita de este fin de semana, por ser un lugar muy querido para Dolores.

Y esa historia encadenada es lo que vamos buscando, como inspiración para nuestro trabajo cotidiano en los Centros Sopeña.

Nos reuniremos más de 150 personas desde el día 1 hasta el día 3 de septiembre, también con los objetivos de afianzar el trabajo en equipo, la red y el sentido de pertenencia.

Los frutos de este nuevo encuentro fraternal los iremos viendo y contando próximamente. Podéis seguir pendientes de nuestros perfiles institucionales en las redes sociales y en esta misma web.

Barcelona Montserrat

RECUPERAMOS EL ENCUENTRO ANUAL

Este próximo mes de septiembre, en Barcelona, la Fundación Dolores Sopeña y el Instituto Catequista Dolores Sopeña retomamos un encuentro clásico de la Familia Sopeña y que tuvimos que dejar de celebrar en el año 2020 a consecuencia de la pandemia.

El que sería el XXXIII Encuentro de Laicos y Catequistas Sopeña es una reunión de voluntarios y colaboradores de los Centros Sopeña en España y Catequistas, una reunión familiar que tiene entre sus objetivos el de afianzar el trabajo en equipo, la red y el sentido de pertenencia.

Los encuentros de los últimos años nos han llevado por los lugares emblemáticos de la vida de Dolores Sopeña, concretamente por Loyola (Guipúzcoa), Sevilla, Vélez Rubio (Almería), en un afán de conocer mejor y más de cerca a nuestra fundadora.

La cita reunirá a unas 170 personas, como viene siendo habitual en las últimas ocasiones, de los nueve Centros Sopeña en España y de las seis Comunidades de Catequistas.

Durante el verano los asistentes irán conociendo más detalles y el programa concreto de trabajo y actividades a desarrollar en la cita en Barcelona.

LA ILUSIÓN DE LOS ENCUENTROS

Ha llegado enero y el nuevo año y, con ellos, la ilusión de los encuentros en los Centros Sopeña de España, enmarcados en el proceso Nuevas formas de gestión y organización de la Fundación Dolores Sopeña.

Este camino emprendido contempla, como una de las fases más determinantes, los encuentros entre la Comisión Técnica –grupo de Catequistas Sopeña y Laicos, encargados de liderar el proceso en misión compartida- y los equipos de los Centros de Bilbao, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Toledo, Sevilla, Córdoba, Badajoz y Las Palmas.

El primero de ellos se celebrará el martes de la semana próxima y tendrá lugar en Bilbao; después, en la misma semana, en Zaragoza y Barcelona.

Tanto la Comisión Técnica como los equipos de trabajo de los Centros llevan preparando con ilusión y dedicación estas reuniones, cuyo principal objetivo es la escucha y conocimiento para, fundamentalmente, diseñar el futuro de la institución.

En definitiva, encuentros de familia en los que disfrutar y compartir.

El compromiso de la Comisión Técnica está en transmitir esa ilusión y motivar la participación activa de todos y cada uno de los que formamos parte de la Fundación Dolores Sopeña y sus centros en España.

Ya se hizo a través de reuniones online, que sirvieron de preludio a los encuentros físicos que se celebrarán en este mes de enero y el próximo mes de febrero.

Se trata de recabar información actualizada y real de todos los Centros Sopeña para, después, definir un planteamiento de trabajo comunitario, institucional y en red.

Pero eso serán ya otras etapas de este ilusionante proceso en el que estamos todos subidos y al que estamos llamados a contribuir.

El año de los 120 años de nuestra constitución como Fundación, es un excelente momento para tomar impulso, crecer y valorar mejores maneras de seguir cumpliendo con la Misión: ofrecer oportunidades de superación a través de la formación a personas que quizás no las tuvieron o no pudieron aprovechar.

Nuestro estilo busca y seguirá buscando la promoción integral de cada persona, animando a sacar lo mejor de sí misma para beneficio de una sociedad más fraterna.

Y para esto, es importante que seguimos trabajando en misión compartida y en red.

Estamos en el camino de cumplir con el lema: Sopeña: una red, una misión.

SEGUIMOS CONTRUYENDO PELDAÑOS

Todos los que formamos parte de la Fundación Dolores Sopeña vivimos cada día a nuestro alrededor muchas historias de superación.  Con las dificultades actuales, decidimos convertirnos en peldaños para aquellas personas les está costando remontar en sus proyectos de vida.

Así nació el proyecto, Un peldaño para los demás, con el que pretendemos ayudar a personas y familias de nuestros centros formativos y espacios de acción por todo el mundo y evitar, en la medida de lo posible, que la crisis económica provocada por la COVID19 malogre sus historias de superación.

El origen de esta iniciativa está en las propias Catequistas Sopeña, titulares de nuestra Fundación, que comenzaron con las aportaciones, que han cubierto ya muchas necesidades y han generado muchas esperanzas.

Ese pequeño gesto, que ahora te invitamos a realizar, permite construir ese peldaño.

Muchas familias de nuestros usuarios y de nuestros trabajadores ven que en su escalera vital faltan peldaños o, alguno, se ha hecho tan alto que va a resultarles difícil subirlo sin ayuda.

En esta misma web tienes la posibilidad de realizar esa aportación que aliviará las dificultades a muchas personas. Se trata de un espacio seguro para realizar la donación, denominado Emergencia COVID19.

Con la inspiración de nuestra fundadora, la Beata Dolores Sopeña, quien siempre confió en la capacidad de cada persona para sacar lo mejor de sí misma, el proyecto solidario Un Peldaño para los Demás, confirma que, con un pequeño apoyo, todos somos capaces de dibujar nuestro futuro.

Las aportaciones se están convirtiendo desde finales del año pasado en pequeñas inversiones.

Fruto del proyecto, que llevamos a cabo entre toda la Familia Sopeña y sus espacios de acción, hasta el momento se han cubierto más de 20 proyectos en diferentes lugares: en Rosario (Argentina), en Bogotá (Colombia) y en Sevilla, Madrid y Zaragoza (España).

Las ayudas han ido a parar a necesidades de escolarización, emprendimiento, alquiler de vivienda, facturas médicas, alimentación y suministros básicos.

La presencia de la Familia Sopeña en los Centros se refleja atendiendo a problemas reales, en la salida al encuentro de los vulnerables.

Por su parte, las personas y familias que han podido recibir estos peldaños en forma de pequeñas ayudas, nos han hecho llegar cartas y expresiones de gratitud y su compromiso por continuar con su crecimiento.

Sigue siendo tiempo de cuidarnos y de cuidar.

LA MANO SOPEÑA TAMBIÉN EN GAMBIA

La mano de la solidaridad de la Familia Sopeña ha llegado a África, a través de la ONG ‘Siente Gambia’, en forma de un pozo de agua y alimentos para una escuela.

Las aportaciones han salido de un grupo de personas de nuestro Centro Sopeña Toledo. Tenían prevista realizar una comida de confraternización que tuvieron que suspender debido al confinamiento estricto de los primeros meses de 2020.

El dinero que se iba a invertir en la comida y en el encuentro, al no poderse realizar por cuestiones de seguridad sanitaria, se destinó a la construcción de este pozo de agua en Sambuyan, uno de los pueblos más deprimidos de Gambia, y al reparto de arroz y aceite a los niños del Spring of Life School.

Gracias desde Gambia

Este proyecto se ha sacado adelante gracias a la mediación de Irene Carrasco García, enfermera voluntaria en la ONG ‘Siente Gambia’.

Los beneficiados se han puesto en contacto con las familias toledanas y han compartido mediante redes sociales su agradecimiento antes el generoso gesto. “Un millón de gracias por vuestra solidaridad”, han expresado.

El pozo construido suministrará agua a unos huertos “muy precarios” y supondrá una mejora evidente en la calidad de las cosechas.

El resto de la aportación permitió comprar sacos de arroz y litros de aceite para niños con mayor necesidad del Spring of Life School.

Familia en Gambia

Desde la ONG han lanzado el siguiente mensaje: “Ahora y más que nunca esta ayuda vuestra significa mucho. Gracias también desde Siente Gambia a todas las personas que desde Madrid han colaborado. Gracias a todos. Como diría Santa Teresa de Calcuta: ‘Yo puedo hacer cosas que tú no puedes, tú puedes hacer cosas que yo no puedo, pero juntos podemos hacer grandes cosas». Creo que lo hemos demostrado y lo seguiremos demostrando. Con los de aquí y los de allí, porque todos somos uno. Gracias de todo corazón en nombre de Siente Gambia”.

En la Fundación Dolores Sopeña, como creía nuestra fundadora, constatamos una vez más, que la solidaridad y los gestos solidarios se contagian y multiplican y construyen lazos fraternos entre las personas.

EXPERIENCIAS DE VOLUNTARIADO

Cuando las cosas se ponen difíciles y como sociedad asistimos a momentos complicados, llenos de incertidumbres y temores, no hay nada como emplear algo de tiempo en ayudar a los demás y el voluntariado es una excelente salida.

La Fundación Dolores Sopeña, presente actualmente en 10 ciudades españolas y en 5 países de Latinoamérica, ofrece la posibilidad de colaborar haciendo con nosotros esas labores de voluntariado.

Se trata de aportar nuestra experiencia y habilidades para desarrollar proyectos y campañas humanitarias allí donde más se necesitan. Es una forma de hacer grandes algunos de los valores Sopeña como la solidaridad, salir al encuentro, fraternidad…

La colaboración de voluntarios nos permite realizar mejoras en educación, equipamientos, becas de estudios, capacitación profesional o provisión de necesidades básicas: salud, vivienda, alimentos, etc.

Álvaro Suescum, de Jóvenes Sopeña, trabajó de forma altruista en nuestro Centro Sopeña Madrid, y nos comparte aquí su testimonio:

Cuando empecé el voluntariado en el Centro que tiene la Fundación Dolores Sopeña en Vallecas, pensé que sería una actividad docente como otra cualquiera.

Necesitaban un profesor de francés y me ofrecí. Dado que esta actividad consiste en enseñar algo, pensaba que todo se limitaba a realizar un programa, dar clases, corregir y todas las actividades que se realizan cuando uno enseña algo.

Las apariencias engañan, y digo esto porque cuando empecé todo era nuevo y diferente a lo que había pensado. Poco a poco me di cuenta de que esa imagen del voluntario que sólo enseña, no se corresponde en nada a la realidad.

A medida que pasaba el tiempo, me empecé a dar cuenta de que los demás siempre transmiten algo, sea la situación que sea. Estar rodeado de gente te ayuda a ser empático con los demás, te enseña a “ponerte en la piel” del otro. Las personas somos como el agua cristalina de un lago, reflejamos y transmitimos lo que sentimos o pensamos; aunque no nos demos cuenta de ello.

Cada día es diferente en el centro y cada persona y su vivencia personal también. Lo que más me sorprendió es la diversidad cultural que tenemos. Dicha diversidad se refleja en el funcionamiento del centro y en las relaciones entre sus miembros. La diversidad, además de enriquecer a una persona, le ayuda también a ver cómo son los demás e identificarse con los otros.

Puesto que muchas de las personas que vienen el centro son extranjeras, y yo soy extranjero, me sentí totalmente identificado. Es difícil cambiar de un sitio a otro, de una cultura a otra, de una lengua a otra o incluso la diferencia entre la forma de pensar en gente que habla la misma lengua. Me sentí identificado con muchas personas que vienen. En definitiva, la “verdadera realidad” de un voluntario es esa, la identificación con los demás o, al menos, intentarlo”.

Si quieres experimentar algo parecido a lo que experimentó Álvaro, no tienes más que decírnoslo a través de este formulario.

Si no dispones de tiempo, también puedes colaborar con una aportación económica ahora que a nuestros alrededor están surgiendo muchas necesidades.

Gracias, en cualquier caso, por tu tiempo y tu interés.