Hace ya más de una semana que clausuramos el XXXIII Encuentro Sopeña en Barcelona y aún saboreamos el delicioso sabor de la reunión, de los abrazos y las conversaciones.
Se trata de un evento para la Fundación Dolores Sopeña sobre el que nos gusta volver una y otra vez y hacer memoria de lo que allí compartimos.
Es importante que tengamos en cuenta qué es lo que se ha quedado resonando en cada uno de nosotros como Familia Sopeña que somos.
Son muchas las sensaciones y sentimientos que resumen la cita, pero por aquí os dejamos un álbum – vídeo para que os los cuenten directamente algunos de sus protagonistas.
El proceso “Nuevas formas de gestión y organización de la Fundación Dolores Sopeña”, que iniciamos hace ya más de un año con el objetivo de diseñar el futuro que queremos para nuestra entidad, no se ha visto interrumpido durante el verano.
Si acaso, se ha tomado un respiro para encarar las últimas fases de lo que será la definición de una nueva cultura institucional, basada en reforzar el trabajo en red.
Coincidiendo con el inicio de este nuevo curso, la Comisión Técnica ha retomado también las reuniones. Este equipo fue designado por la propia Fundación para liderar este importante proceso en el que nos encontramos embarcados toda la familia Sopeña de los Centros de España.
En los ultimos encuentros la CT se ha centrado en la definición de lo que será el Equipo de Titularidad: el órgano colegiado que, por delegación y bajo dependencia del Patronato de la Fundación, dirigirá y gestionará el funcionamiento de los Centros Sopeña, velando por el Carácter Propio de los mismos y garantizando nuestro Carisma.
Ahora está en la tarea de diseñar el organigrama y las competencias de ese Equipo de Titularidad.
El liderazgo será compartido entre Laicos y Catequistas Sopeña para animar y afrontar los cambios que se están produciendo.
De este proceso de cambio y actualización, estamos siendo partícipes todos y cada uno de los miembros de los Espacios de Acción Sopeña.
Desde el principio, lo hemos concebido y articulado de manera que, cada persona, de cada centro, pudiera participar y compartir su visión e ideas respecto al mismo. Todos tenemos un papel relevante en el futuro de la institución.
Una cuidada planificación y cronograma de acciones garantizan que el proceso incorporará el valor y las aportaciones de todos y cada uno de los trabajadores. Es la manera de presentarnos como una entidad abierta y preparada para los próximos años.
El esfuerzo de escucha está siendo extraordinario.
Nuestra misión seguirá siendo: facilitar una formación integral de calidad a cada una de las personas que llega a nuestros Centros y acompañarlos en el camino.
Buscamos estimular a cada alumno y alumna a dar lo mejor de sí mismo, a través de la promoción personal y la capacitación integral, basada en los valores Sopeña y con actividades de ocio, culturales, en habilidades personales y sociales.
La celebración común del Día del Libro y de San Jorge -Sant Jordi en Cataluña- es pura coincidencia.
El 23 de abril fue seleccionado por la UNESCO como símbolo del Día del Libro porque coinciden en esa fecha las muertes de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega.
Sin embargo, es bien conocido que en Cataluña la conmemoración de su patrón se llena de rosas y de libros, que se regalan por doquier.
Sobre todo, porque ese día los catalanes y catalanas también celebran su Día de los Enamorados.
Quienes se quieren, lo expresan de manera especial y simbólica obsequiando con rosas rojas y ejemplares de libros.
En el Centro Sopeña Barcelona Sant Jordi, las rosas y los libros, y, como no, las sonrisas, tienen en esta jornada un lugar muy especial, que es así, también, popular y multitudinaria en todos los pueblos y ciudades de la comunidad autónoma.
Según nos cuentan desde el propio Centro Sopeña Barcelona, perteneciente a la Fundación Dolores Sopeña, los elementos centrales de este festejo son la cultura y el amor.
En la ciudad de Barcelona, el corazón de la fiesta está en cada barrio, pero brilla especialmente en La Rambla y el Paseo de Gracia, que se llena de puestos de librerías y de flores.
Es habitual sobrellevar largas colas para conseguir la dedicatoria y firma de los autores.
Y mientras todo esto ocurre, ese mismo día o días anteriores el Centro Sopeña Barcelona convoca certámenes de fotografía sobre el motivo de la celebración, talleres de elaboración de rosas, preparación de marcapáginas, lecturas de fragmentos de obras literarias en prosa y en verso…
Y llega la entrega de premios y el intercambio de rosas y libros, que es la guinda del pastel.
Un día entrañable en el que las sonrisas también son las protagonistas, puesto que se trata de una jornada alegre y festiva.
En resumen, es un día en el que, cada vez más, todos nos miramos un poco en el espejo de Cataluña para seguir con la tradición.
Desde la fuerza de lo que somos en la Fundación Dolores Sopeña, una entidad internacional y, por tanto, multicultural y diversa; sin ánimo de lucro y de inspiración católica, manifestamos desde este blog y en cualquier foro y ámbito: NO A LA GUERRA.
Desde nuestra concepción del mundo, un lugar de fraternidad y solidaridad, en el que tomos somos parte de la familia humana e hijos de un mismo Dios, gritamos: NO A LA GUERRA.
Con la vista puesta siempre en el horizonte de una misión, encomendada por nuestra fundadora, Dolores Sopeña, y reconocida y asumida por todos los que formamos parte de esta gran institución, que trabaja por favorecer el crecimiento integral y mejorar las condiciones de vida de las personas, cómo no afirmar con rotundidad: NO A LA GUERRA.
Si a través de la fraternidad y la solidaridad que forman parte de nuestro ADN pretendemos construir sociedades cada día más justas, cómo no estar contra las agresiones bélicas, las imposiciones violentas de las ideas y la conculcación de los derechos humanos y reivindicar nuestro: NO A LA GUERRA.
Nuestra concepción de la fraternidad, en la que educamos a nuestros alumnos y usuarios en cualquier lugar del mundo, nos sitúa como cauce de unión entre grupos de diferentes personas, alejadas en sus diferencias, pero cercanas en su condición de hijas de Dios.
Nuestro compromiso con la integración y el respeto a la diversidad nos hacen situarnos contra los conflictos armados que solo traen desdichas y destrucción, con lo que decimos una y mil veces: NO A LA GUERRA.
Y frente a la actualidad que nos habla de enfrentamientos, de seres humanos sufriendo esta situación, en la Fundación Dolores Sopeña y, desde los Centros ubicados en seis países diferentes, apostamos por la ayuda mutua entre los individuos, los grupos y los países, para contribuir entre todos un mundo mejor.
Gael Bretones es un alumno del Centro Sopeña Sevilla, integrado en la Fundación Dolores Sopeña, ejemplo de que hay que perseverar en los proyectos y aprovechar las oportunidades que se nos presentan.
Gael ha sido reconocido por el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE) como ejemplo de movilidad del alumnado.
Realizó su Erasmus en una empresa de París (Francia) porque, desde que comenzó a estudiar, siempre le gustaron y se le dieron bien los idiomas y, tenía muy claro, que le apetecía formarse fuera de España.
Así es como, pandemia COVID por medio, insistió en su empeño de viajar y recibir parte de su formación en un centro de trabajo (FCT), en este caso, en la capital parisina, porque Gael tiene doble nacionalidad española y francesa.
Tras el reconocimiento nacional del SEPIE, Gael Bretones concedió una entrevista a la revista Magisterio, a la periodista Beatriz López Igual
Le contó muchas cosas y, entre ellas, que la experiencia Erasmus ha significado para él una superación personal y profesional.
Que, aunque tenía claro que quería trabajar y vivir una temporada fuera de España, tuvo que vencer muchos miedos, concretamente, el miedo a “estar solo”.
Por aquí, os dejamos la entrevista completa porque resulta muy interesante saber cómo perseveró Gael en su propósito a pesar de las dificultades y ahora mantiene encarrilado su futuro personal y profesional, al menos a medio plazo.
Desde su juventud, Gael también nos transmite el mensaje de aprovechar las oportunidades que se nos presentan para superarnos en lo personal y en lo profesional. Y en la Fundación Dolores Sopeña trabajamos cada día para ello.
Los alumnos del Centro Sopeña Las Palmas, perteneciente a la Fundación Dolores Sopeña, ya tienen a su disposición formación práctica de soluciones de informática, líderes en el mercado.
Gracias a un convenio de colaboración entre el centro canario y la empresa Link Soluciones, Partner Premium de Wolters Kluwer, los estudiantes tendrán acceso a licencias formativas de algunas de las soluciones informáticas como a3ERP y a3ASESOR eco, de las más usadas por las empresas y los despachos profesionales en la actualidad.
Concretamente, la práctica informática formará parte de las clases de contabilidad y fiscalidad, gestión de recursos humanos, gestión logística y comercial del ciclo superior de Administración y Finanzas, entre otras formaciones.
La firma del acuerdo tuvo lugar entre la directora del Centro Sopeña Las Palmas, Leticia Perdomo Hernández, y la responsable de Marketing y Comunicación de Link Soluciones, Marta Fajardo.
Para Link Soluciones es importante poder apoyar la formación de jóvenes estudiantes, aportando la amplia experiencia de Wolters Kluwer en el desarrollo de soluciones informáticas innovadoras que agilizan los procesos y aumentan eficiencia y competitividad de las empresas.
Por su parte, nuestro Centro Sopeña Las Palmas, perteneciente a la Fundación Dolores Sopeña, tiene como misión crear las condiciones útiles y necesarias para que personas con menos oportunidades tengan acceso a una formación de calidad.
De esta manera la Fundación, creada por Dolores Sopeña en 1902, favorece el crecimiento integral y mejora las condiciones de vida de las personas.
Veinte personas de las parroquias de Puente Alto y de San José de Maipo, vinculadas al Centro de Capacitación y Formación Sopeña en Santiago de Chile, han recibido formación sobre herramientas para facilitar el emprendimiento en sus distintos oficios.
Este proyecto se enmarca en una alianza social entre la Corporación Dolores Sopeña y la Fundación Emmanuel, que aportó la financiación.
Bajo el nombre de Competencias Formativas para Emprendedores y Emprendedoras, se trata de un proyecto innovador que favorece la empleabilidad mediante la formación en nuevas competencias, a personas de las parroquias de la zona que se han visto muy afectadas por las consecuencias de la pandemia.
La Catequista Sopeña y directora de la Corporación Dolores Sopeña en Chile, Gabriela Herrera, destaca la importancia de llevar a cabo este tipo de proyectos y actividades, ya que respaldan el proyecto institucional Sopeña, que busca fortalecer las capacidades personales y competencias técnicas de sus usuarios.
En este caso, enfocadas al emprendimiento, es decir a la búsqueda de soluciones de forma individual pero con el apoyo del colectivo.
Según el secretario ejecutivo pastoral de la Vicaría de la zona de Maipo, Juan José Richter, esta iniciativa surgió en una mesa de trabajo constituida durante el año pasado con voluntarios y técnicos de la Zona Cordillera; el párroco de San Esteban y decano de la zona, Ricardo Acosta; la Corporación Dolores Sopeña Chile y al equipo de la Vicaría de Zona del Maipo.
En esa mesa de trabajo, se planteó la necesidad de potenciar los vínculos con la industria y las empresas del territorio, con parroquias y comunidades eclesiales, a favor de las familias más vulnerables y con más necesidades.
De los 60 emprendedores y emprendedoras que optaron a participar en este programa, se seleccionaron 25. De ellos, han sido 20 los que han obtenido con éxito el certificado del curso, de 80 horas durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2021.
Como testimonio, Alejandro Terraza, es laico de la parroquia Santa Teresa de los Andes y es masoterapeuta. Durante la pandemia se vio obligado a buscar nuevas formas de promover su trabajo y, gracias a este proyecto, pudo recibir fondos para invertir en equipamientos técnicos para su labor.
“El haber participado en este curso, me hizo reencantar con el emprendimiento, porque llega el momento en que uno alcanza algunas metas y se nos olvida el deseo inicial que teníamos cuando empezamos a emprender. Esto fue un empujón, una sacudida, un estímulo para salir adelante».
«Por eso, quiero agradecer a la Fundación Dolores Sopeña, por haber contratado a profesores excelentes. Entregó unos contenidos impresionantes, muy buenos. En lo personal me ayudaron a proyectar nuevamente y que mis talentos están al servicio de las personas, con nuevas estrategias, a tratar de abrir puertas que la pandemia ha cerrado, con el mismo entusiasmo y dedicación”.
Por su parte, Olga Rubilar pudo reactivar su proyecto de pastelería vegana y tradicional. “Es un emprendimiento familiar y, sin el apoyo de ellos, no estaría acá. Les doy gracias infinitas a este grupo humano, porque nos ayudaron a ordenar nuestro negocio, nuestro emprendimiento».
«¡Qué rico ver a todas las personas, nuevamente! Muchas gracias, porque también nos ayudó a seguir vendiendo nuestros productos. Es un regalo de Dios en este tiempo de pandemia. Muchas gracias a la Fundación Dolores Sopeña y a la Vicaría”.
Ha llegado enero y el nuevo año y, con ellos, la ilusión de los encuentros en los Centros Sopeña de España, enmarcados en el proceso Nuevas formas de gestión y organización de la Fundación Dolores Sopeña.
Este camino emprendido contempla, como una de las fases más determinantes, los encuentros entre la Comisión Técnica –grupo de Catequistas Sopeña y Laicos, encargados de liderar el proceso en misión compartida- y los equipos de los Centros de Bilbao, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Toledo, Sevilla, Córdoba, Badajoz y Las Palmas.
El primero de ellos se celebrará el martes de la semana próxima y tendrá lugar en Bilbao; después, en la misma semana, en Zaragoza y Barcelona.
Tanto la Comisión Técnica como los equipos de trabajo de los Centros llevan preparando con ilusión y dedicación estas reuniones, cuyo principal objetivo es la escucha y conocimiento para, fundamentalmente, diseñar el futuro de la institución.
En definitiva, encuentros de familia en los que disfrutar y compartir.
El compromiso de la Comisión Técnica está en transmitir esa ilusión y motivar la participación activa de todos y cada uno de los que formamos parte de la Fundación Dolores Sopeña y sus centros en España.
Ya se hizo a través de reuniones online, que sirvieron de preludio a los encuentros físicos que se celebrarán en este mes de enero y el próximo mes de febrero.
Se trata de recabar información actualizada y real de todos los Centros Sopeña para, después, definir un planteamiento de trabajo comunitario, institucional y en red.
Pero eso serán ya otras etapas de este ilusionante proceso en el que estamos todos subidos y al que estamos llamados a contribuir.
El año de los 120 años de nuestra constitución como Fundación, es un excelente momento para tomar impulso, crecer y valorar mejores maneras de seguir cumpliendo con la Misión: ofrecer oportunidades de superación a través de la formación a personas que quizás no las tuvieron o no pudieron aprovechar.
Nuestro estilo busca y seguirá buscando la promoción integral de cada persona, animando a sacar lo mejor de sí misma para beneficio de una sociedad más fraterna.
Y para esto, es importante que seguimos trabajando en misión compartida y en red.
Estamos en el camino de cumplir con el lema: Sopeña: una red, una misión.
Un proyecto de dos alumnas y un alumno, estudiantes del Ciclo Formativo de Grado Superior (CFGS) de Transporte y Logística del Centro Sopeña Sevilla, de la Fundación Dolores Sopeña, ha sido seleccionado, junto a otros 43 proyectos de emprendimiento, dentro del programa concurso ‘Wow.Up’ “por su potencial de viabilidad” para su mentorización.
La mentoría en este caso es una relación de desarrollo profesional, por el cual, una persona o empresa experimentada o con más conocimiento, conduce y acompaña a otra persona novel para llevar a cabo su carrera profesional o un trabajo concreto, como es este caso.
El proyecto denominado “Logitract: un Blockchain for Logistics” es del equipo de alumnos del Centro Sopeña Sevilla, liderado por María de los Ángeles Hernández, como CEO, e integrado por Ainhoa Perera y Gael Bretones.
La iniciativa ‘Wow.Up’ es un programa concurso que tiene como objetivo detectar e impulsar el talento de mujeres emprendedoras de la zona sur de España.
‘Wow.Up’ ha sido creado por CESUR (Asociación de Empresarios del Sur de España) que invita a las mujeres a tener un papel principal de aportación de nuevas actitudes y aptitudes en el ecosistema empresarial y laboral, donde hasta ahora su protagonismo ha sido escaso.
Nace además para mejorar el entorno social, generar empleo y riqueza, y anima a que las organizaciones aprovechen los valores femeninos y aumente el bienestar social a través del emprendimiento.
La elección del proyecto “Logitract: un Blockchain for Logistics” abre para las alumnas y el alumno del Centro Sopeña Sevilla una nueva ocasión para cumplir con el lema institucional de “La oportunidad de superarte”.
Los proyectos deben estar formado por mujeres o grupos de emprendedores liderados por mujeres de entre 20-35 años. Que vivan o trabajen en el Sur de España o que, siendo naturales de alguna población andaluza, extremeña, Ceuta o Melilla, se encuentren en otra provincia de España o en el extranjero.
En esta I edición de ‘Wow.Up’ se han inscrito más de quinientas mujeres; se han presentado 181 ideas de proyecto completas, que han sido analizadas por el equipo de Deloitte de StartmeUP y el consejo asesor de CESUR.
El proyecto del Centro Sopeña Sevilla pasa a formar parte del programa de formación y acompañamiento que se inició el pasado 30 de noviembre.
La Fundación Dolores Sopeña, obra apostólica de las Catequistas Sopeña, y sus espacios de acción y centros formativos, repartidos por España y América Latina quiere aprovechar este tiempo de dolor e incertidumbre, tan parecido a aquella Navidad en la que nació Jesús en Belén, para desearos una Navidad cálida y alegre en las casas y los corazones, solidaria y fraterna en vuestras manos, y compasiva y dulce en vuestra mirada.
Que no podamos reunirnos físicamente cuantos queramos y no podamos organizar grandes y ruidosas celebraciones no significa en absoluto que no vaya a haber Navidad. Eso sería imposible.
Un párroco de Pamplona, Javier Leoz, molesto por quienes niegan que pudiera ser Navidad, compartió un poema en redes sociales que llegó hasta el Papa Francisco.
Identificado y conmovido por las palabras del párroco navarro, Francisco sorprendió telefónicamente a Javier Leoz para agradecerle “su inspiración y la acertada premonición sobre la Navidad de este año, más purificada, más de verdad”.
En la Fundación Dolores Sopeña estamos convencidos de que la Navidad, si queremos, será más auténtica si cabe y compartimos con vosotros el acertado poema.
¿QUÉ NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí!
Más silenciosa y con más profundidad
Más parecida a la primera en la que Jesús nació en soledad.
Sin muchas luces en la tierra
pero con la de la estrella de Belén
destellando rutas de vida en su inmensidad
Sin cortejos reales colosales
pero con la humildad de sentirnos
pastores y zagales buscando la Verdad.
Sin grandes mesas y con amargas ausencias
pero con la presencia de un Dios que todo lo llenará
¿QUÉ NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí!
Sin las calles a rebosar
pero con el corazón enardecido
por el que está por llegar
Sin ruidos ni verbenas,
reclamos ni estampidas…
pero viviendo el Misterio sin miedo
al «covid-herodes» que pretende
quitarnos hasta el sueño de esperar.
Habrá Navidad porque DIOS está de nuestro lado
y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre,
nuestra pobreza, prueba, llanto, angustia y orfandad.
Habrá Navidad porque necesitamos
una luz divina en medio de tanta oscuridad.
Covid19 nunca podrá llegar al corazón ni al alma
de los que en el cielo ponen su esperanza y su alto ideal
Cuatro proyectos de alumnos del Centro de Formación Sopeña Bilbao han sido seleccionados para desarrollar su proyecto empresarial dentro del concurso de ideas Enpresari, proyectando la posibilidad de poner en marcha negocios como opción laboral.
En los cuatro, se trata de que estos alumnos de Formación Profesional apliquen el emprendimiento a un sector como el turístico, aplicando los contenidos teóricos recibidos durante el curso junto a la experiencia de empresa.
Ese es precisamente el principal objetivo de la Agencia Foral de Empleo y Emprendimiento del Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igual de la Diputación Foral de Bizkaia (DEMA): fomentar la cultura de empresa entre centros educativos y estudiantes de Formación Profesional de la provincia.
El concurso de ideas y proyectos empresariales Enpresari consta de tres fases: inscripción y selección de ideas empresariales; desarrollo de proyectos y concurso de negocios.
El Centro Sopeña Bilbao imparte ciclos de Grado Superior de Formación Profesional con clases prácticas y dinámicas, en ambiente familiar y agradable impregnado de los valores de la Fundación Dolores Sopeña, a la que pertenece.
Además, ofrece la posibilidad de obtener becas de estudio y becas Erasmus, con prácticas en el extranjero; encuentros con negocios y profesionales en activo del sector, y bolsa de trabajo.
Siempre de actualidad, el mensaje del Papa Francisco a los docentes, profesores y profesoras, cobra este año escolar un especial valor, porque ellos van a necesitar esa dosis extra de ánimo.
Los Centros de Formación y Capacitación Sopeña están iniciando como otros muchos centros católicos en el mundo un año escolar nuevamente extraño y lleno de incertidumbres.
La situación que se nos presenta es complicada pero nuestra Fundación, dedicada desde principios del siglo XX a la formación de personas de familias trabajadoras, afronta el reto con equipos profesionales comprometidos y preparados.
Dolores Sopeña, fundadora y artífice de este sueño, siempre creyó que la educación y la formación eran el mejor instrumento para lograr la dignidad personal y mejorar las sociedades, para hacerlas más equitativas y justas.
Igualmente, el Papa Francisco otorga a los docentes, a través de este mensaje que se renueva cada año, la potestad de irradiar luz en el alumnado. Este año, les reclama además fe en su labor, que contribuirá al éxito de aquellos alumnos con mayores dificultades.
Por aquí compartimos sus palabras:
«El Sol no se apaga durante la noche, se nos oculta por un tiempo por encontrarnos «al otro lado», pero no deja de dar su luz y su calor. El docente es como el Sol. Muchos no ven su trabajo constante, porque sus miras están en otras cosas, pero no deja de irradiar luz y calor a los educandos, aunque únicamente sabrán apreciarlo aquellos que se dignen «girarse» hacia su influjo.
Yo les invito a ustedes, profesores, a no perder los ánimos ante las dificultades y contrariedades, ante la incomprensión, la oposición, la desconsideración, la indiferencia o el rechazo de sus educandos, de sus familias y hasta de las mismas autoridades encargadas de la administración educativa. La educación es el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad, pues es la base de toda transformación de progreso humano, tanto personal como comunitario. Este sacrificado servicio pasa desapercibido para muchos. Probablemente, ustedes no podrán ver el fruto de su labor cuando éste aparezca, pero estoy convencido de que gran parte de sus alumnos valorarán y agradecerán algún día lo sembrado ahora. No confundan nunca el éxito con la eficacia. En la vida no siempre lo eficaz es exitoso y viceversa. Tengan paciencia, mejor, esperanza. No olviden que la clave de toda obra buena está en la perseverancia y en ser conscientes del valor del trabajo bien hecho, independientemente de sus resultados inmediatos. Sean fuertes y valientes, tengan fe en ustedes y en lo que hacen.
Que Dios les bendiga y bendiga su abnegada labor diaria, la mayoría de las veces oculta, silenciosa e inapreciada, pero siempre eficaz y valiosa».(Papa Francisco)
La Corporación Dolores Sopeña Chile está de celebración. Nada menos que 100 años trabajando al servicio de la comunidad chilena.
Aunque la misión Sopeña estaba presente y desarrollando su labor desde 1917 en Chile, fue el 18 de junio de 1920 cuando el Gobierno otorga el Decreto de Aprobación a la Corporación Dolores Sopeña como institución de carácter social en un país de poco más de 3 millones y medio de habitantes.
Han sido cien años de crecimiento y aprendizaje para todos, siempre con el mismo espíritu de familia e inspirados por su fundadora, Dolores Sopeña.
Una familia que espera seguir creciendo también en estos momentos difíciles por los que estamos pasando en todo el mundo debido a los efectos del COVID19, siempre a favor y al lado de las familias trabajadoras y de aquellas con menos oportunidades.
Una colaboradora del Centro Sopeña Chile de Puente Alto, Cecilia Rojas, nos cuenta parte de esa historia:
“Es muy valioso que pudiésemos adaptarnos a tantos cambios ocurridos en el país, en la sociedad y en cada una de la personas durante todo este tiempo. Nuestra Corporación trabaja por ‘hacer de todos los hombres una gran familia’, desde aquella época en que todavía la Educación Primaria no era obligatoria; cuando las mujeres no tenían derecho a voto; desde varios años antes de que saliera al aire la primera emisora radial, y lo seguimos haciendo hasta hoy. Hemos acompañado al trabajador cuando se fijó la jornada laboral y se limitó el trabajo infantil, sobrevivimos a los grandes terremotos de Chilán, Valdivia y zona centro y, en el año 1976, cuando se creó la Vicaría de la Solidaridad, nuestro centro de San Diego contaba con alrededor de 1.500 alumnos a los cuales dimos a conocer la figura de Dolores Sopeña.
Esto es lo que nos debe tener sumamente orgullosos. Somos parte de una de las pocas instituciones que puede contar una historia como la de nuestra organización, como la de Dolores y como la de cada uno de aquellos que hemos sido parte de este trabajo y hemos tenido el privilegio de estar al lado de las personas ayudando a su formación no sólo profesional, sino también su desarrollo personal y social”.
En evidencia de esa satisfacción por el trabajo intenso y bien hecho y la solidaridad, el Centro Sopeña Chile está ahora inmerso en una gran campaña de recaudación de fondos para atender necesidades urgentes y básicas de alimentación e higiene, derivadas del impacto que está teniendo el COVID19.
Campamento de Millantú en Puente Alto (Santiago de Chile)
La acción, que va por su segunda donación, atiende a personas, niños y adultos, del Campamento Millantú de Puente Alto (Chile) que están sufriendo de forma especialmente dura las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
Desde aquí, la Corporación Dolores Sopeña Chile agradece enormemente los aportes y la difusión de esa campaña y te anima a unirte a esta causa.
A pesar de las restricciones por el confinamiento, el Centro Sopeña de Puente Alto en Santiago de Chile continúa funcionando como Casa Social.
El próximo domingo 28 de junio, en conmemoración de estos 100 años desde su aprobación legal, celebrarán una eucaristía a través de una plataforma online a las 17.30 hora local y a las 23.30 hora española. Para asistir a la misa podéis contactar al correo comunicacion@sopenafundacion.org y se os facilitará el código ID.
Los Centros de Sopeña Bogotá en Colombia, por los que han pasado miles y miles de personas de familias trabajadoras desde su creación, están celebrando este año 2020 sus 75 años.
Desde 1945, el equipo profesional y voluntario de Sopeña Bogotá actúa como cauce de unión entre los grupos de diferentes personas, de diferentes países y sectores sociales que forman nuestra institución.
En las dos sedes, Chapinero y Sur, suman cualidades humanas y profesionales a través de la integración y el respeto a la diversidad desde la convicción de que todos somos iguales.
La misión, la misma que en el resto de centros de la Fundación Dolores Sopeña, es favorecer el crecimiento personal integral de personas jóvenes y adultas de sectores que han tenido menos oportunidades, ofreciendo cursos de capacitación, formación y actividades culturales y sociales.
Fomentar la fraternidad y la solidaridad para ayudar a que la sociedad sea cada día más justa, inspirado por la historia ejemplar de Dolores Sopeña, su fundadora, que abrió estos centros en Bogotá en 1945, hace 75 años.
Aunque iniciaron el año con mucha actividad, han sufrido también el parón impuesto por las dimensiones de la pandemia provocada por el COVID19 en todo el mundo y los centros de Sopeña Bogotá permanecen cerrados desde el pasado 16 de marzo.
Durante este tiempo de confinamiento, el Centro Sopeña Chapinero y Sur han estado aprovechando el tirón de las redes sociales y su página web para no perder el contacto con sus cientos de usuarios y distribuir y compartir todo tipo de informaciones.
Lo que más ha abundado han sido los mensajes con recomendaciones higiénico sanitarias para contribuir a la salud comunitaria y evitar la expansión del virus, con la publicación de los síntomas, de cómo se realiza la detección y cómo confeccionar tapabocas o mascarillas, una de las medidas preventivas más indicadas, junto con el buen y reiterado lavado de manos.
También ha habido muchos mensajes de ánimo y motivación para respetar y sobrellevar mejor la situación de confinamiento, apelando a la solidaridad colectiva.
En Sopeña Bogotá han entendido, como en toda la Fundación Dolores Sopeña, que mantener alta la moral de nuestra gran y extendida Familia Sopeña, era uno de los objetivos primordiales.
Entre los contenidos que han compartido podéis encontrar concursos para incentivar el emprendimiento, recetas de cocina, trucos domésticos de ahorro y reciclaje, juegos mentales para entrenarse, ejercicios para mejorar la forma física del cuerpo, para evitar dolores de espalda, ideas de peinados y otras actividades estéticas, fotos antiguas, testigos de la actividad de la Fundación en este país sudamericano.
La actividad no ha cesado y, como no, han recordado periódicamente los valores que nos inspiran y que son nuestro equipaje para el trabajo, los valores Sopeña: acogida, respeto, salir al encuentro, promoción, solidaridad y fraternidad, con la presencia del sello de los 75 años en la capital colombiana.
La Fundación Dolores Sopeña tiene suerte de contar en estos momentos difíciles con la inspiración de su creadora, que soñó y trabajó durante toda su vida venciendo limitaciones y dificultades, eso sí, rodeada siempre de gente a la que supo motivar para hacer de este mundo, un mundo mejor.
Ahora, nuevamente, inspirados por Dolores Sopeña tenemos una excelente oportunidad de mirar hacia adelante con confianza.
Las consecuencias de la pandemia COVID19 en el mundo nos están requiriendo y nos van a requerir a todos un gran esfuerzo.
Somos una gran familia, que viene compartiendo desde hace más de cien años la misión de favorecer el crecimiento y la formación integral de personas jóvenes y adultas, de familias trabajadoras y, quizás, con menos oportunidades.
El objetivo es contribuir a su superación personal, acompañando ese proceso con valores como la acogida, el respeto, la solidaridad, la fraternidad, la promoción y la anticipación ante sus necesidades y expectativas.
Conocer la vida de Dolores Sopeña es darse cuenta de cómo la fe, la perseverancia y un fuerte convencimiento de la dignidad de todas las personas, otorgan la fortaleza suficiente para llevar a cabo un proyecto como el que ahora es nuestra Fundación Dolores Sopeña.
Nació en una familia acomodada, en un pueblo de Almería y si quieres conocer decenas detalles sobre su emocionante y entregada vida, compartimos por aquí un vídeo, grabado durante el homenaje que el pasado Día Internacional de la Mujer le hicieron en Madrid la Asociación de Mujeres por la Paz Mundial.
Una frase atribuida a San Agustín decía: “Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama”.
Cuando las cosas se ponen difíciles y como sociedad asistimos a momentos complicados, llenos de incertidumbres y temores, no hay nada como emplear algo de tiempo en ayudar a los demás y el voluntariado es una excelente salida.
La Fundación Dolores Sopeña, presente actualmente en 10 ciudades españolas y en 5 países de Latinoamérica, ofrece la posibilidad de colaborar haciendo con nosotros esas labores de voluntariado.
Se trata de aportar nuestra experiencia y habilidades para desarrollar proyectos y campañas humanitarias allí donde más se necesitan. Es una forma de hacer grandes algunos de los valores Sopeña como la solidaridad, salir al encuentro, fraternidad…
La colaboración de voluntarios nos permite realizar mejoras en educación, equipamientos, becas de estudios, capacitación profesional o provisión de necesidades básicas: salud, vivienda, alimentos, etc.
Álvaro Suescum, de Jóvenes Sopeña, trabajó de forma altruista en nuestro Centro Sopeña Madrid, y nos comparte aquí su testimonio:
“Cuando empecé el voluntariado en el Centro que tiene la Fundación Dolores Sopeña en Vallecas, pensé que sería una actividad docente como otra cualquiera.
Necesitaban un profesor de francés y me ofrecí. Dado que esta actividad consiste en enseñar algo, pensaba que todo se limitaba a realizar un programa, dar clases, corregir y todas las actividades que se realizan cuando uno enseña algo.
Las apariencias engañan, y digo esto porque cuando empecé todo era nuevo y diferente a lo que había pensado. Poco a poco me di cuenta de que esa imagen del voluntario que sólo enseña, no se corresponde en nada a la realidad.
A medida que pasaba el tiempo, me empecé a dar cuenta de que los demás siempre transmiten algo, sea la situación que sea. Estar rodeado de gente te ayuda a ser empático con los demás, te enseña a “ponerte en la piel” del otro. Las personas somos como el agua cristalina de un lago, reflejamos y transmitimos lo que sentimos o pensamos; aunque no nos demos cuenta de ello.
Cada día es diferente en el centro y cada persona y su vivencia personal también. Lo que más me sorprendió es la diversidad cultural que tenemos. Dicha diversidad se refleja en el funcionamiento del centro y en las relaciones entre sus miembros. La diversidad, además de enriquecer a una persona, le ayuda también a ver cómo son los demás e identificarse con los otros.
Puesto que muchas de las personas que vienen el centro son extranjeras, y yo soy extranjero, me sentí totalmente identificado. Es difícil cambiar de un sitio a otro, de una cultura a otra, de una lengua a otra o incluso la diferencia entre la forma de pensar en gente que habla la misma lengua. Me sentí identificado con muchas personas que vienen. En definitiva, la “verdadera realidad” de un voluntario es esa, la identificación con los demás o, al menos, intentarlo”.
Si quieres experimentar algo parecido a lo que experimentó Álvaro, no tienes más que decírnoslo a través de este formulario.