Hace ya cinco años que la Fundación Dolores Sopeña emprendió la senda del cambio de imagen institucional, un esfuerzo en el que aún seguimos inmersos dentro de un concepto más ambicioso de comunicación.
En este caso, la concepción de la comunicación como una herramienta más al servicio de la misión: a través de la formación y la capacitación, favorecer el crecimiento integral de jóvenes y adultos de familias trabajadoras o de sectores que han tenido menos oportunidades.
Como bien sabía hace más de un siglo Dolores Sopeña, las posibilidades de extender nuestra acción se multiplican dándonos a conocer.
En esa línea de trabajo marcada por nuestra fundadora nos mantenemos y avanzamos. Nuestro objetivo, el objetivo de nuestra institución, es llegar a cuántas más personas mejor, porque confiamos en que, solo a través de una formación integral educamos y preparamos en todos los ámbitos de la persona.
Esas son precisamente las líneas que se trabajaron en la Reunión de Coordinadores de Comunicación de los Centros Sopeña en España, con la presencia también de algunas compañeras de América.
Este encuentro de Madrid representa un paso de gigante en la tarea de sumar todos a la Comunicación Sopeña, una tarea que es mucho más que la difusión o transmisión de información.
Siempre bajo los valores institucionales de acogida, respeto, salir al encuentro, promoción, solidaridad y fraternidad, la Fundación Dolores Sopeña y sus centros, trabajan por una comunicación que sea influyente, para dar visibilidad a aquellas personas que habitualmente no la tienen.
Empática también, para que pueda dar valor y ofrecer respeto a cualquier persona, y diversa, en cuanto que atiende a los diferentes públicos y sensibilidades que forman nuestras sociedades y nuestro entorno.
Creativa, en busca de la excelencia, y transparente, para ser ética. Y, cómo no, participativa, ya que la realidad institucional se construye con la participación de todos, de forma colectiva y en familia, tal y como realizamos todo en la Fundación Dolores Sopeña.
Este nuevo paso, en el camino de comunicar nuestra esencia, lo que somos, lo que hacemos y lo que aportamos allá donde estamos, va con el respaldo de toda la familia Sopeña, especialmente del Instituto Catequista, que fue quien originó esta gran obra apostólica.